
Azi Wolfenson U.
Ante tergiversaciones de la historia y actitudes de franco antijudaismo.
Se vienen sucediendo ciertos acontecimientos que me llevan a escribir este artículo para aclarar algunos hechos que ciertos medios “interesados” quieren que se ignoren, tergiversando la historia y adoptando actitudes de franco antijudaismo, lo que es una obligación denunciar públicamente.
Soy un admirador del pueblo británico entre los que tengo muchos amigos, soy ex alumno de un colegio británico, tengo hijos y nietos graduados en colegios y universidades británicas y soy miembro de asociaciones profesionales británicas. Con estos antecedentes me resulta sumamente triste comprobar cómo el gobierno británico a través de su historia ha asumido una actitud verdaderamente antijudía, que no es de ahora.
No conozco las razones, no sé si es por complacer a los musulmanes que son muchos más y por lo tanto su voto en las Naciones Unidas es más importante que el de Israel. No sé si porque los musulmanes son más ricos y poseen los mayores yacimientos petrolíferos o simplemente es más conveniente estar en contra de los judíos que a favor de ellos, o siquiera tratar de ser justos. Y esto se remonta a los tiempos de la expansión de la corona británica colonizando el mundo, hasta la historia reciente culminando con la decisión de no incluir en sus libros de historia la ignominia del Holocausto.
Algo de historia
Hagamos un poco de memoria antigua. Se pretende ignorar que Israel siempre estuvo en el mismo sitio actual desde tiempos bíblicos. Y recién ahora que renace como estado judío los musulmanes tienen interés en ese pedazo insignificante de tierra.
Israel es una nación que tiene más de 3,000 años de antigüedad y ahora resulta que los musulmanes reclaman como su lugar de nacimiento, cuando el Islam se inició con las prédicas de Mahoma en la Meca recién en el año 622 de la era actual. Por otra parte Jerusalén fue fundada y construida por el pueblo judío cuando se asentaron en Israel. Y mientras Jerusalén es y ha sido siempre la ciudad más sagrada para los judíos, no lo es para los musulmanes, que es la Meca y ni siquiera es para ellos la segunda en importancia, que es Medina.
Es más aun, los judíos rezan mirando hacia Jerusalén y los musulmanes lo hacen mirando hacia la Meca. Los musulmanes que viven en el Este de Jerusalén al rezar mirando hacia la Meca al mismo tiempo lo hacen dando la espalda a Jerusalén y sin embargo insisten en sus derechos sobre Jerusalén.
Se desea ignorar que los judíos fueron expulsados de Israel hace 2,000 años y que sin embargo decenas de miles de judíos se quedaron en Israel siempre. Se desea ignorar que Israel es el único país del mundo gobernado por judíos cuando existen varios países musulmanes con más de 1,100 millones de personas en total. Eso, sin contar la influencia que ejercen sobre países como Inglaterra o Francia, donde tienen una población que supera la de los judíos en Israel.

Historia actual
Israel como territorio es una milésima parte del territorio que ocupan los países musulmanes, pero eso es incluso demasiado grande para ellos. Esto lo declararon en 1948, durante cuatro guerras que iniciaron en contra del estado judío y lo siguen declarando hoy en día.
Algunas personas (y me da mucha pena incluir entre ellas a algunas del gobierno británico) consideran que Israel es un error y no debería existir. Ignoran asimismo que desde hace 2,000 años de la diáspora no se creó ningún país en reemplazo de Israel.
Pero veamos un poco de historia más reciente. En el año 1920 la Liga de las Naciones le otorga a la colonialista Gran Bretaña la responsabilidad de hacer efectivo el mandato de reconstituir en el entonces territorio geográfico conocido como Palestina un Hogar Nacional Judío. Este territorio abarcaba desde el Mar Mediterráneo hasta la frontera de lo que en el futuro debía ser el estado de Irak.

La Declaración Balfour propuesta por Lord Balfour, entonces Ministro Británico de Relaciones Exteriores, nunca señaló que el río Jordán fuera la frontera del reconstituido estado judío. Por el contrario, la primera aproximación señalaba como frontera muy al este del ferrocarril de Hedjaz ya que este ferrocarril era un requisito esencial para la seguridad de la comunidad judía que vivía al este del río Jordán.
Las turbias disputas de las potencias colonialistas francesa y británica sobre las fronteras finales del Mandato Palestino motivaron al London Times a presionar a París a aceptar fronteras sensibles al norte y este de la Palestina judía. El 19 de setiembre de 1919 editorializó lo siguiente: “El Jordán no puede ser la frontera este de la Palestina Judía.….Palestina debe tener una buena frontera militar al este del Jordán….Nuestro deber como mandatarios es que esta Palestina Judía no sea un estado en permanente lucha por su supervivencia sino que sea capaz de desarrollar una vida independiente y vigorosa…” .
Pero las aspiraciones judías inevitablemente tropezaron con los intereses de Lord Curzon, que sucedió a Lord Balfour como Ministro de Relaciones Exteriores. Este nuevo funcionario británico a las pocas semanas de asumir su cargo señaló claramente la intención de la Colonialista Gran Bretaña de separar Transjordania de Palestina, creando dos países en lugar de uno solo.
Los hechos sucesivos del resto de esa quinta parte del territorio asignado originalmente al pueblo judío por Lord Balfour y el gobierno británico no es sino la continuación de promesas británicas incumplidas por sucesivas administraciones del Mandato desarrollando una política pro-árabe y anti-judía, que continúa hasta nuestros dias.
Durante su administración del mandato de Palestina hasta 1947, Gran Bretaña puso severas restricciones a la inmigración judía y a la compra de terrenos por los judíos y propició una masiva inmigración árabe desde los territorios árabes vecinos.
Vergüenza propia
El triste récord británico de apaciguar a los árabes a costa del destino de los judíos culminó en el infame Libro Blanco Británico que limitaba la inmigración judía a 75,000 almas como máximo por los siguientes 5 años.
Esta política onerosa y draconiana se aprobó justamente al inicio de la segunda guerra mundial y contribuyó al asesinato de millones de judíos por la Alemania nazi. Por lo cual no debe extrañar que hoy en día el actual gobierno británico retire de sus libros de historia el capítulo del Holocausto no sólo por presión musulmana sino también por vergüenza propia.
Este manejo británico tan antisemita finalmente llevó a las Naciones Unidas a aprobar el plan de partición de 1947. La Agencia Judía aceptó a regañadientes este desmembramiento adicional de lo que quedaba del mandato de Palestina para el prometido Hogar Nacional Judío.
La Agencia Judía se vio obligada a aceptar esta partición para dar refugio a los sobrevivientes del Holocausto y al creciente grupo de refugiados judíos que estaban siendo despojados de sus hogares en el mundo árabe. Al contrario, los regímenes árabes rechazaron el plan de partición y tal como ahora siguieron luchando en contra de la existencia de un estado judío independiente.
Israel renació oficialmente como país soberano en 1948 y sus 600,000 judíos tuvieron que enfrentarse al masivo ataque árabe que intentaba borrar del mapa a la nación judía.
Incluso en 1948, Transjordania, que en 1946 se transformó en reino de Jordania se unió a otros países árabes para invadir al estado judío y se anexó ilegalmente los territorios judíos ancestrales de Judea y Samaria cambiándoles el nombre a Banco Occidental. Sólo Gran Bretaña (cuándo no) y Paquistán reconocieron este hecho.
La guerra terminó en un armisticio que fijó una tortuosa frontera para Israel de apenas 9 millas de ancho en su zona más densamente poblada y que se extendía del Mar Mediterraneo al Banco Occidental ocupado por Jordania. El ministro de Relaciones Exteriores de Israel, el Sr. Abba Eban, calificó esta peligrosa y vulnerable frontera del armisticio como los bordes del campo de concentración de Auschwitz.
19 años más tarde los estados árabes declararon su inminente propósito de destruir a Israel.
En junio de 1967 en la guerra de los 6 días, Israel liberó Judea y Somalia de Jordán en una guerra defensiva. Israel ofreció entregar el recién liberado Banco Occidental al régimen Hashemita de Jordania y la franja de Gaza a Egipto a cambio de firmar una paz total y permanente. Pero la Liga Árabe reunida en Khartoum in agosto de 1967 aprobó sus infames tres NO: NO paz con Israel, NO negociaciones con Israel y NO reconocimiento a Israel.
Es en este estrecho territorio donde permanece el estado judío, si incluimos Judea y Somaria, es que el mundo demanda hoy en día el establecimiento de otro estado árabe. Hamas, que controla actualmente Gaza, estaría incluido en este futuro estado que sería llamado Palestina, un estado que nunca existió por ese nombre en la historia, ciertamente no como un estado árabe independiente.
Gaza ya ha sido otorgada a los árabes que la han convertido en una base de terror de la cual lanzan misiles letales contra Israel. Hasta la fecha ya han lanzado más de 20,000 proyectiles.
No creo que ninguna nación en el mundo aceptaría jamás que le disparen un solo misil contra sus ciudadanos. Esto nunca debió ser aceptado por los líderes israelíes. Dejar que caigan miles de misiles con relativa impunidad por tantos años le ha hecho creer al mundo que esto es aceptable y cuando Israel ha respondido el mundo ha reaccionado diciendo que su respuesta es desproporcionada.
¿Les parece igual de desproporcionada que Estados Unidos use buques americanos y helicópteros para rescatar a un capitán americano de “apenas” 3 “indefensos” piratas en un bote? No, al contrario, se ha aplaudido la actitud y decisión del gobierno. Pero lo que está bien para otros parece que no está bien para los judíos.
Futuro
Tengo mis justas preocupaciones del futuro de Israel y de las presiones que se quieren ejercer sobre el estado de Israel para que entregue tierras a cambio de reconocimiento y paz que nadie puede garantizar. Entregar tierras donde 250,000 campesinos judíos han comprado, edificado sus hogares y se encuentran trabajando la tierra.
¿Por qué? Simplemente porque los judíos no están permitidos para vivir en territorios árabes (en este caso sería Jordania), mientras que los árabes pueden vivir libremente dentro de Israel.
Esta es la realidad de la situación en el Medio Oriente. Una situación en la que un conjunto numeroso de árabes que hoy se denominan a si mismos como palestinos se han comprometido, al igual que sus antepasados, a destruir al estado de Israel no importa cuáles sean sus fronteras.
Tenemos que reconocer que realmente aquí no se trata de una disputa sobre fronteras. Aquí, desgraciadamente, se trata de una guerra religiosa del mundo musulmán en contra de los que no lo son. Por lo tanto mientras sus líderes sigan alentando esta guerra santa no será posible llegar a ninguna paz duradera en territorios que fueran alguna vez conquistados en nombre de Alá. Si desapareciera Israel el próximo objetivo sería España. Francia ya está casi ocupada y de Gran Bretaña, ni se diga.
Espero que esta triste realidad sea entendida por la nueva administración de los Estados Unidos y por los líderes mundiales y traten de resolver las diferencias con el mundo musulmán, entendiendo que el problema no es Israel sino el fanatismo religioso.
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